viernes, 23 de mayo de 2014

IX MEDIA MARATÓN DEL DULCE: HISTORIA DE SILENCIOS


Es la tercera ocasión en que voy a correr esta media. Una cita a la que, por una u otra causa, por una u otra carrera, he tenido que renunciar en más de una ocasión. Vuelvo a Benavides con la intención de disfrutar y acompañar.
El día soleado hace que planee en la mente de los corredores la edición de 2012. Después de todos los prolegómenos: saludos, café si se tercia, calentamientos, despedidas y buenos deseos, y cualquiera manía o vicio que con el tiempo se ha ido adquiriendo, me voy a la línea de salida.
Me sitúo en mi lugar, más para atrás que para delante, junto a María Jesús, a la que vuelvo a castigar con mi compañía. El objetivo no es otro que rematar la buena carrera que hicimos en marzo en León y no morir en el intento; y creo que si nada se tuerce es factible.
El sonido estridente de un disparo nos alerta de que se acabaron las bromas. Al trote, para empezar y recorrer entre aplausos los primeros metros. Del trote pasamos a un correr más rápido de lo que a estas alturas deberíamos ir; el perfil favorable de las calles de Benavides invitan a ello.
Mi papel, como en el resto de carreras en las que acompaño, en estos primeros kilómetros, es testimonial y me limito a seguir ritmos y a frenar ímpetus. Dejamos Benavides, a sus gentes, a Ángeles y a Lucía, y nos enfrentamos a la recta que nos lleva a Palazuelo de Órbigo, al km. 5. Una recta que en mi mente tiene un registro negativo, lo que hace que se me haga muy pesada. El ritmo es bueno, pero rápido. El gemelo de mi pierna derecha se va quejando, e intento engañarlo pensando solo en acompasar mis zancadas, y en que una vez que caliente la cosa ira mejor. Mi compañera aparentemente va bien. Rematamos la larga y eterna recta, o al menos esa es la percepción que yo tengo, con la que completamos los primeros 5 kilómetros. Recorremos las calles de Palazuelo buscando la sombra de sus casas, para minimizar el castigo del sol. Algún tímido aplauso. Alguna voz de ánimo. Esa pareja de ancianos que miran y piensan. ¿Qué pasará por sus mentes?. Continuamos con ritmo vivo hacia Gavilanes, y casi sin darnos cuenta a cruzar el río Órbigo, que nos abre la puerta de Santa Marina del Rey. Entrada y salida. Hidratación y respiro. Nos tomamos una merecida pausa, antes de afrontar la segunda parte de la carrera. Volvemos a coger el ritmo. En silencio; yo escuchando su respirar, y ella su música. Carretera y sol. Brisa que no llega a viento. Un interminable rosario de corredores adorna por un día el paisaje rural. Llegamos a Villamor de Órbigo, donde en sus calles volvemos a buscar el refugio de la sombra. Gente animosa que a las puertas de sus casas jalean nuestros pasos. Aplausos y gritos de apoyo. Nuestro silencioso objetivo está más cerca. Otro avituallamiento, este inesperado, otro respiro, y vuelta a la carga. La fatiga y el desgaste de la carrera empiezan a hacer mella. Ahora intento llevar un ritmo entre cómodo y exigente. La carretera nos mete en Puente de Órbigo, en el puente del Paso Honroso que nos deja en Hospital de Órbigo. Otro respiro, el último o casi. Más esfuerzo. Las molestias de mi pierna, esas que al principio golpeaban el gemelo, y que se habían ausentado, están ahora en el muslo. Prefiero no pensar; ignorarlas. Las ganas de llegar a meta invaden mi mente. “No pienses y corre”. Hidratación y el último esfuerzo. Ante nuestros ojos, en esa última recta de asfalto interminable, la torre que nos guía a Benavides. Ya estamos, un giro, terreno favorable, lo justo para coger aire y recorrer los últimos metros con una sonrisa de satisfacción, y para atrapar su meta. 1h48m27s.
La perseverancia, en esta ocasión, ha tenido su recompensa.
Y para rematar esta entrada, felicitar a los organizadores que cada vez se esfuerzan más para que correr en Benavides sea un placer. Agradecer a Ángeles y Lucía los ánimos que nos dieron, y a todos los que hicieron que un día de carrera se convirtiese en un gran día.

2 comentarios:

A de la Mata. dijo...

Enhorabuena Satur, tu labor es muy buena y Maria Jesus disfruta mucho con sus logros (gracias a ti). Un abrazo.

M.J dijo...

No te quepa ninguna duda de que sin Saturnino no lo lograría .GRACIAS y espero seguir ,"soportandonos " mutuamente