miércoles, 29 de julio de 2015

III TRAIL CUETO DEL OSO: LA HISTORIA



Palacios del Sil. Un año después me sitúo en la línea de salida lleno de recuerdos. Recuerdos que se distraen entre los saludos a los amigos, entre los inevitables deseos de buena suerte, entre la cuenta atrás, y entre esos primeros pasos. Despacio empiezo a tomar el pulso a la carrera, y ya desde los primeros metros empezamos a subir. Subida suave y constante, que transcurre con la protección de la sombra de castaños y robles; el calor aún no es preocupante, pero se agradece el frescor que transmiten. El trote ya se ha hecho caminar, y lentamente ascendemos el camino, metro a metro. Zancadas que desde el principio comparto con mi compañero del Nunca correrás solo, Mauri, y que esperamos compartir hasta el final. Miro el reloj, en mi mente el fuera de control, y este sí que corre deprisa.
Foto cortesía de Sara Vega
Subir y subir, para seguir subiendo por la senda de Fanales, y que poco después nos permite un pequeño respiro, un dejar de andar para trotar más con la cabeza que con las piernas. Poco dura la alegría y después del avituallamiento vuelta a subir para llegar a esa pradera que nos lleva casi llaneando al Pico del Cueto.
Foto cortesía de Ángel González
Y desde aquí, y sin tiempo para disfrutar de la belleza del paisaje, descendemos casi a tumba abierta y con la precaución del que, como yo, tiene más miedo que vergüenza; desciendo con precaución, hasta llegar al terreno de “sendear”, y donde el trote se hace más alegre. De la senda entre dos valles, con la visión de las montañas a derecha e izquierdas, pasamos a esa senda de bajada en zigzag; a esa senda entre arbustos; a esa senda donde me es imposible no pensar, donde lleno los pulmones de bocanadas de recuerdos, y que llevo tras de mí hasta ese barrizal y de ahí a La Fontellada.
Foto cortesía José Ángel
Pasado el corte, y después de hidratarnos y alimentarnos, nos adentramos en lo desconocido. Poco dura la alegría del cómodo camino, y pronto nos damos de bruces con “La Chera”, con otra dura subida. La subida, diminutos corredores llegando a la cima atrae mi mirada. Mejor no mirar. Caminar saltando de piedra en piedra, y subir. “Dios si llevo subiendo desde que salí””Pero esto no se acaba”. Cansado, con la vista clavada en las rocas intento dejar la mente en blanco, no pensar. Los kilómetros transcurren lentos y el tiempo rápido. “Pero de donde han sacado tantas piedras”. Kilómetro 13 y parece que ya toco el cielo; salvamos el segundo pico, y ya parece que a partir de aquí todo será más fácil. Trotamos más y andamos menos. El paisaje se sigue mostrando espectacular, y aunque con la fatiga metida en el cuerpo intentamos disfrutar de él, de esos caminos y sendas rodeados de bosques y matorrales. “Cuidado con la bajada que es peligrosa” nos dice un voluntario, y llegados a ella hay que agarrarse a lo que se puede, a ese palo o a aquella rama, y que nos lleva a “surfear” sobre las piedras, a seguir bajando. El cansancio y la vista puesta en el suelo impiden que veamos la señalización de la carrera, lo que hace que nos despistemos del camino; no es mucho lo que andamos a contracorriente, eso sí gracias a José Ángel, corredor con el que hemos compartido algún trozo de carrera, que nos devuelve a la realidad. Con el dúo convertido en trío llegamos al riachuelo de aguas cristalinas y frías que a estas alturas son una bendición para nuestras piernas. Con ese agradable recuerdo salvamos la última cuesta, para ya correr en busca del final, de esa corta recta que nos deja en la meta.
Foto cortesía de Jesús Linares
En esa meta donde hoy termino dos carreras.

jueves, 23 de julio de 2015

PASEANDO VERANO



El verano es una invitación al descanso, a correr por el mero hecho de correr, a disfrutar de sus largos días, y a pensar.
A pensar en esos objetivos que ocuparán mente y tiempo durante los próximos meses. Estoy en el inicio del nuevo curso, y ahora, a pesar del calor, recibo la brisa de nuevas ilusiones.
El camino está más que marcado, solo hay que ir quemando etapas, primero será Valencia allá por el mes de noviembre, después vendrá Paris en marzo, y para rematar en abril con Madrid. La historia se repite.
Con todo más que claro ahora toca disfrutar de las carreras del verano, y después cuando llegué el momento de empezar con el primer plan, disfrutar de otra temporada de ensueño.

miércoles, 8 de julio de 2015

UN CAMINO DE ESTRELLAS


Foto montaje de Julio


Basta mirar tus ojos
para saber que existes,
para saber que vives
aquí donde yo vivo,
para saber que estas
aunque yo no esté contigo,
para saber que el cielo
que nos rodea es el mismo.
Fragmento de Teresa Aburto Uribe

“A Santiago contra el Cáncer 2015” vuelve a llenar el cielo del Camino de estrellas. Todos tenemos nuestras estrellitas allí arriba, esas en las que están nuestros seres queridos, nuestros amigos.
Me gusta pensar que desde ese cielo azul, de mil tonalidades, mis estrellitas han corrido a mi lado, que han sentido todas las emociones que el Camino me ha dejado.
Me gusta pensar que pasaron de la alegría del comienzo a llorar la perdida de Salva, uno de los nuestros, y que seguro ya tiene su estrella.
Me gusta pensar que siguieron al navarro por esos picos perdidos del camino y que volaron camino de Roncesvalles; que evitaron que lloviera; y que se subieron a la plataforma vibratoria de Ángel.
Me gusta pensar que escucharon las explicaciones de nuestro profesor, Arsenio, sobre ese cardo que lo mismo sirve para ir a la luna que para salvar una vida; o que no tuvieron nada que ver en ese kilómetro de más, que el caso era llegar a una iglesia, y no que la iglesia venerase a San Veremundo.
Me gusta pensar que rieron cuando vieron a Alfonso vestido de faralaes; esa foto que subió el “cabrón” de Erun (esto no lo digo yo, que lo dijo Alfonso), pero siempre desde el cariño y sin acritud.
Me gusta pensar que esas estrellitas fueron las que nos dieron alas camino a León; que se emocionaron, al igual que nosotros, recorriendo sus calles; y que lloraron ese minuto en Botines.
Me gusta pensar que no se quedaron en León, que siguieron el Camino; que hicieron el paseíllo en San Marcos; que subieron a la Cruz del Ferro; que mojaron sus pies en las frías aguas de Molinaseca.
Me gusta pensar que este año hicieron que no lloviese en el Cebrerio; que nos empujaron camino del Alto del Poio; que no se equivocaron y siguieron para Samos en vez de para San X; que fueron “pillados” por la cámara de Aroa; que vivieron la noche de Mellide.
Me gusta pensar que corrieron cada etapa del último día; que llegaron los primeros al Monte del Gozo.
Me gusta pensar que nos esperaban en la plaza del Obradoiro; que mandaron callar al gaitero para que se oyesen nuestros aplausos; que rieron y lloraron; que secaron nuestras lágrimas y se abrazaron a nosotros, que sonrieron al final del Camino.
Me gusta pensar que también se abrazaron al Apóstol.
Me gusta soñar que mis estrellitas siguen vivas porque siguen viviendo en mi corazón.

domingo, 5 de julio de 2015

RE-VERSOS: TERESA ABURTO URIBE

Basta mirar tus ojos

Basta mirar tus ojos
para saber que existes,
para saber que pisas
la tierra que yo piso,
para saber que amas
el mar que yo amo,
para saber que el sol
que nos alumbra
es el mismo.
Basta mirar tus ojos
para saber que estás vivo,
para saber que el cielo
está en ellos prendido,
para saber que el mar
con su silencio o su grito
los bañó de su color
y su misterio infinito.
Basta mirar tus ojos
para saber que existes,
para saber que vives
aquí donde yo vivo,
para saber que estas
aunque yo no esté contigo,
para saber que el cielo
que nos rodea es el mismo.
Basta mirar tus ojos,
solo eso... y yo los miro.

de Teresa Aburto Uribe